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Dos aproximaciones a Lilia Valencia, artista de lo efímero

Por Filomena Gómez y Pedro Corona

Aserrín de colores, piedras, pedazos de cartón y materiales que se encontraban alrededor fueron utilizados para crear un mural en el suelo que evoca el juego de la oca por la artista plástica Lilia Valencia Durán, quien lleva más de 20 años usando la técnica de las alfombras de aserrín para crear “murales de arte efímero”, como ella misma los llama.

Mujer de mirada firme, pelo oscuro a medio hombro, facciones delgadas y piel morena, es una artista de profesión aunque no haya estudiado arte formalmente. Lilia trae a cuestas un talento natural que ha crecido gracias a su disciplina y al amor tan profundo que tiene por el arte, el cual le da sentido a su vida y la rige.

“Desde chica andaba observando cómo se hacen las cosas, veía cómo estaban hechas, en mi mente se quedaban, trabajaba con las manos, me gustaba crear…En la secundaria gané un concurso de piñatas, recuerdo que hice una cigüeña con su bebé, concursé y gané, me regalaron una regla y útiles escolares, siempre me gustaron las cosas manuales, nunca las dejé de hacer, nunca tomé clases, lo hice porque me gustaba.”

Pinta, teje tapiz de bastidor, telar de cintura, hace sus libretas en blanco, joyería con semillas y se da el tiempo para crear hojas de fibra de plátano, que vende a pintores y artesanos, su pasión por el oficio la ha llevado a perfeccionarse en lo que hace.

Lilia Valencia, alfombrista mexicana

–¿Podríamos hablarme de la técnica de las alfombras de aserrín?

–Ha habido muchas discusiones sobre la técnica, desde Santo Tomás de Aquino, de que si el don y todo eso, pero yo me atrevo a decir que tengo lo otro, tengo la esencia de lo que quiero hacer, la técnica no me preocupa, o sea me vienen las ideas, por eso puedo decir que tengo las ideas. Ahora manejo la técnica, pero la esencia del arte me parece está en el alma. La esencia ésta me posee, yo me dejo ir y voy experimentando…

–¿Cuáles son tus temáticas, siempre abordas las mismas?

–Fíjate que no, el discurso estético se presta para todo, he hecho alfombra para una vista de estrellas. Hace no mucho, hice una para un aniversario del asesinato de Bety Cariño, en la Sierra de Chiapas, pero el trabajo lo hice en Chila con la comunidad y fue plantear algo para eso, para resignificar un crimen, lo que hice fue una obra que tenía que ver con una mujer y la siembra eso fue para conmemorar ocho años de que la asesinaron.

Lilia agrega que “en el Banco de México hice algo que tenía que ver con el Día de Muertos. Hice una calaca con un corsé, bien estiradita, le puse las cartas de la muerte, en muchos lados he hecho para Día de Muertos en California, en Boston, en el país Vasco y aquí en algunos estados como Oaxaca y Michoacán”.

–¿Cuáles son tus influencias?

–Tocas un tema difícil… más que un tema lo que yo tengo es una propuesta estética que hace planteamientos, que trastoca y trasciende a las personas, en lo individual es una cosa, pero en lo colectivo es muchísimo. Abrir un proceso creativo te lleva a tocar tú espíritu y no es lo que yo diga, yo soy guía de ese proceso, pero la gente llega y me cuenta; cuando estaba haciendo esto, sentí algo… me di cuenta de algo, yo les digo, quédate con eso, eso es lo que te da el proceso creativo, porque el proceso creativo es el que te mete a tu interior y llega un momento de silencio y te cae un veinte, te iluminas, eso es lo que se obtiene.

“Entonces, la propuesta estética plantea diferentes vertientes, yo me he dado cuenta a través de lo que voy haciendo, no creas que tengo un discurso hecho, yo me quedó con lo que escucho y veo. Por ejemplo: sobre el 68, yo no quiero decir lo que pasó, yo digo lo que quiero, porque eso que pasó ya no lo quiero, la respuesta para resignificar un hecho es que dibujo lo que yo quiero. ¡Ya deja de ver el tanque!, ¡la paloma herida!, eso ya fue, nos dolió, pero, ¿uno qué está planteando?, entonces, lo que yo hago es darle la vuelta y con el discurso estético planteo una flor gigante, una semilla, un mar, algo vivo. Planteo la vida, ¡la vida desde la vida!, hasta con la muerte, eso es lo que hace una propuesta estética, más que tener eso que me preguntas”.

–¿Qué materiales utilizas?

–De acuerdo al contexto en que se encuentre la obra que voy a hacer. En una ocasión me invitaron a hacer una obra para un seminario de medicina, se llamaba “Alquímica de los alimentos”, en Cancún, así que fui a recoger algas y arena, lo que hay en el contexto lo involucro… Voy tomando lo que hay alrededor, respetando el lugar.

“Mira, cuando yo digo que el arte te da es porque pienso que, en la medida que tú te respetes, dejas salir tú espíritu y eres tú, sale tú esencia”.

La más reciente creación de Lilia fue un tapete de aserrín titulado “La Semilla de la Diversidad de Género”, el cual formó parte del festejo por los 40 años de lucha y reivindicación social de la comunidad LGBTTTIQA y estuvo ubicado a la entrada de la Plaza Roja de la unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

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Es viernes por la tarde, posiblemente una buena parte de la población universitaria de la UAM Azcapotzalco haya pasado por la Plaza Roja y se hayan percatad de la colorida alfombra de aserrín de grandes dimensiones 20 por 40 metros), como parte de las actividades para celebrar la semana dedicada a la comunidad LGBTTTIQA.

Obra de Lilia Valencia, en la UAM-A

Obra de Lilia Valencia, en la UAM-A

Este tapiz, que adorna el piso, también llamado arte efímero, forma parte de las actividades y aborda la diversidad sexual, por medio del juego de la Oca. De acurdo a la artista Lilia Valencia, autora principal de la obra, recupera la propuesta del grabador José Guadalupe Posada. El juego se inscribe en la misma dinámica que el juego original: se lanzan dos dados de una dimensión adecuada y de acuerdo al resultado que arrojen, se avanza por las casillas hasta llegar a la meta: la bandera del arcoíris.

La variante del juego consistió en que, después de lanzar los dados, se formulaba una pregunta a cada participante, acerca de la identificación de la comunidad que representa la diversidad sexual. En realidad eran preguntas simples y de lo que se trataba era de integrar a los estudiantes a esta dinámica de manera lúdica con la intención –me parece– de que reconocieran la visibilidad de estos grupos tanto dentro como fuera de la Universidad, tratando de evitar las formas de discriminación que se ejerce sobre estos grupos.

Tuve la oportunidad de ver la participación de algunos jóvenes en este juego, mujeres y varones, por quipos de dos, algunos entusiasmados, otros con cierta timidez se aventuraron a recorrer las casillas que marcaban los dados, circulando alrededor de la alfombra de aserrín, sin estropearla en ningún momento. Atestiguando el recorrido del juego se encontraba Lilia Valencia, quien vestida de blanco se encargaba de acercarles los dados a los participantes. Su presencia era tan relajada como la de los jugadores llena de regocijo participaba con azoro en el recorrido de las casillas.

Una vez que los competidores alcanzaban la meta, se les entregaban algunos premios como porta plumas, vasos con el logo de la UAM, etc.

En un receso, aproveché para saludar a Lilia y conversar sobre su trabajo. Una de las cosas que me llamó la atención fueron las palmas de sus manos, terregosas, que denotaban el trajín de su trabajo. Me comentó que la instalación se inició el día anterior a las 10 de la mañana y se terminó a las 19:00 horas. Subrayó el carácter colectivo de este trabajo, incluso el de su familia, porque la considera parte de su sistema y hacerla participé de sus logros y frutos del trabajo colectivo. Los tapices de aserrín le están abriendo puertas, proyectos, que confirman su talento artístico, y me comenta que aspira a poder vivir de este trabajo.

Asevera con emoción que una de los aspectos que integró al Juego de la Oca, fue la casilla del closet, a la que llegó después de descartar otras opciones como el calabozo o un pozo, pensó que era lo más apropiado. Dijo que lo chusco es que sólo se podía salir de esta casilla cuando cayera otro jugador en ella. “El closet los hice con papel aluminio y algunos pedazos de madera”, afirmó Lilia.

Le pregunté acerca del concepto sexual de este juego, a lo que comentó que siempre y en todo momentos somos seres sexuales, en la forma en que vestimos, en el corte de cabello, y sobre todo en la manera que en usamos nuestra energía.

Alfombra de aserrin pintado

Alfombra de aserrin pintado

–¿Tiene algún color obra, te identificas con algún color?

–Si, con el blanco, porque este color, así como el negro son la síntesis de todos los colores.

–¿Cuál es la particularidad de este trabajo, te satisface?

–Me gusta ver como la gente se sorprende y si se lleva este regocijo me doy por bien servida, confirmo que mi trabajo logró su propósito. Este trabajo forma parte de una arte milenario que me ha servido para participar en distintas actividades incluso de denuncia social, como es el caso del asesinato de una activista en Chiapas.

–¿Tienes algún proyecto en puerta?

–Si, estoy por instalar, a finales de este mes, mi producción de acuarela en la galería de la UAM –A.

–¿Ese trabajo ya está listo o vas a incorporar algo nuevo?

–Sí, pero es necesario adecuarlo a las necesidades de la galería.

–¿Vas camino al Metro?

–Híjole, se me olvidaba, pero tengo que estar a las 6 en el Metro Barranca del Muerto…

Nos despedimos apresuradamente y la pierdo de vista…

Cómo nos fue en la feria

Por Patricia Munguía

Son las once de la mañana del martes 16 de octubre. El sol comienza a calentar el concreto del Zócalo, algunos tenderos ya están listos para recibir a los lectores madrugadores mientras que otros apenas están acomodando sus productos, pues saben que entre semana no hay mucho movimiento en las primeras horas del día.

Busco la editorial Siglo XXI, pero primero un café, tengo frío. “Café de Guerrero”, anuncia una señora de cuerpo redondo que viste un mandil azul marino, lleva el cabello negro envuelto en una redecilla blanca. “Pura calidad, señorita. Somos productores, la bolsita de a cuarto le sale en sesenta. Tome la carta, ¿qué se le antoja?”, pregunta mientras me extiende la lista de precios de los alimentos. “Acompáñelo con un tamal oaxaqueño que venden acá a lado, están bien buenos, con su molito y su cafecito le va a saber muy rico”. Se ve que esta señora sabe de lo que habla así que sigo su recomendación.

 

En las carpas gigantes, blancas e inmaculadas que dan cobijo a los foros también se preparan para los eventos matutinos. La mayoría de las actividades están dirigidas a niños, mismos que aparecen, cual marejadas, en grupos uniformados; los más pequeños se toman de las manos en parejas mientras las maestras los dirigen hacia dichos espacios en donde los esperan para narrarles cuentos o entretenerlos con marionetas. Toman asiento con desordenada alegría, atentos siempre, solo a su imaginación.

Feria del Libro del Zócalo. Foto: Dónde ir

Paseo entre libros, cactus y otras plantas ornamentales, cuadernos artesanales y revistas. Palabras, oraciones e ideas desplegadas en infinidad de voces y objetos.

El vínculo entre los escritores, sus textos y los lectores son los libreros que como Walter, acercan al público los placeres de las letras: Ya llevo 8 años en esto. Todos los años me toca venir a esta feria y también a la de Guadalajara. Nunca me aburro porque cuando no hay gente, como ahorita, puedo escuchar lo que hacen en los foros y es muy divertido. Siempre hay algo que ver. Siempre disfruto mucho venir, muchas personas me preguntan por libros y yo también les doy recomendaciones. Además vemos a muchos escritores y artistas, entonces siempre es interesante. Entre semana casi no hay gente en las mañanas pero después de las dos de la tarde empieza a juntarse y los fines de semana pues está llenísimo, es otro mundo. En las mañanas por lo regular llegan grupos de escuelas, vienen en excursión y son los que andan a estas horas por aquí. Los libros que traemos son de todos los temas. Nosotros pertenecemos al departamento de Difusión Cultural entonces nos mandan libros de todas las escuelas y es lo que promocionamos cada año.

Para Don Luis la magia está en los propios libros que vende: Mira, este escritor es brasileño, te va a gustar mucho, es muy crudo pero vale la pena, por ejemplo, hay una historia que… bueno te la voy a contar, no toda pero sí te cuento lo que me gustó para que te animes y te lo lleves. La historia es de un niño que es tartamudo y sus papás lo han llevado a terapias y nada funciona y entonces va a clases con una maestra, pero resulta que a la maestra la acusan de abusar de los niños, o sea, se acuesta con ellos. Y total que los papás se escandalizan pero se dan cuenta que el hijo ya no tartamudea y entonces dicen pues ya no es tartamudo, si lo violó pues funcionó. Ambos reímos con soltura. Y así son todas sus historias, de verdad que es un gran escritor. Además nosotros ya no lo vamos a editar, entonces son los últimos libros que nos quedan. Íbamos a llevar algunos a Guadalajara pero yo creo que se van a terminar aquí.

La perspectiva del lector es más calculadora aunque no lo parezca, muchos de ellos ya saben qué quieren y dónde buscarlo. Guillermo, un joven risueño y veinteañero que trabaja en la librería Porrúa decidió venir a ver qué títulos interesantes encontraba. Ahorita lo que más me interesa es el cuento, entonces estoy checando qué es lo que tienen y ya después voy a regresar por los que más me hayan interesado. Estoy buscando todo lo que tenga que ver con el cuento, teoría, literatura, nuevos autores, lo que sea. En mi trabajo lo que más me gusta es hacerles recomendaciones a los clientes, y cuando vengo aquí también me fijo qué podría interesarles. Ahorita solo compré este libro y ya después voy a regresar con más dinero para comprar los que me faltaron. Me gusta mucho leer y en mi trabajo también encuentro muchas cosas interesantes. Los foros casi no me gustan, la verdad no he encontrado algo que me llame la atención ahí, pero me gusta mucho venir a caminar acá y ver todos los libros que ofrecen.

En el foro Juan José Arreola hacen el primer llamado para la presentación del libro Tierra y Libertad. Breve historia del zapatismo y para mi sorpresa me encuentro con Rafael Barajas, mejor conocido como El Fisgón, y mientras Felipe Ávila, autor del texto, nos toma una foto, me cuenta por qué ya no participa en los Universos Paralelos del programa El Chamuco TV. Noo ya no estoy con los chamucos, es que con esto que me pidió López Obrador ya no me da tiempo. Sí, me encargó que viera lo del Instituto Nacional de Formación Política, entonces ando con eso, pero sí les voy a decir que me dejen hacer algo por ahí. Oye y ¿cómo te llamas? A lo que no pude contestar porque una señora casi me aventó para poner a lado a su hija que traía un libro del caricaturista para que lo firmara. Estaban dando la tercera llamada y solo pude darle las gracias.

Me voy escuchando los últimos argumentos sobre la importancia del texto del maestro Ávila; la gente comienza a acercarse a la mesa donde podrán adquirir el libro y la firma del autor.

El Café del Centro

Por Filomena Gómez

Son las dos de la tarde, el sol cae a plomo, la gente transita como de costumbre por la calle de Madero; me dirijo a Bolívar 26, ahí se encuentra el Café del Centro, un espacio pequeño que cuenta con seis mesas redondas de un estilo rústico, el lugar es cálido y acogedor tiene más de 14 años funcionando.

“El giro es café, bebidas calientes, frías, con licor, con saborizantes, frappes y las cosas frutales, también servimos baguetes, cuernitos, sándwich, así hemos sobrevivido… el café que servimos es una mezcla que nos preparan exclusivamente para nosotros, viene de Oaxaca, Chiapas y Veracruz”, me cuenta Eunice Morales, la propietaria.

Añade que ella y su esposo se jubilaron de la Secretaría de Educación Pública y decidieron hacerse de un negocio propio para sobrevivir: “Somos jubilados, soy maestra de primaria… Lo bonito fue que no conocíamos nada de cafeterías, aquí aprendimos sobre la marcha todo lo del café, a preparar, a comprar, buscamos proveedores, no pensamos que fuera a durar tanto”.

En escasos 30 metros cuadrados, se respira y se vive café preparado al momento, que es la especialidad del lugar: “La persona que estaba anteriormente fracasó porque dejó el negocio en manos de sus empleados, no funciona así un negocio. Empezamos mi esposo y yo, él en la tarde y yo en la mañana y aún así hubo ciertos detalles, ya cuando crecieron mis hijos empezaron a integrarse, ahora ya estamos de lejecitos, de repente vine un hijo y dice yo me quedo.”

Eunice, el Café del Centro

Sentada en una mesa frente al mostrador, observó como la mujer de tez morena, ceño fruncido, cara redonda y ojos oscuros, recuerda que el negocio familiar fue una inversión a largo plazo: “De aquí ha salido para que mi hijos estudien y ahora ellos ya lo trabajan, aunque se dedican a otras actividades se dan el tiempo para atenderlo y no dejarlo en otras manos”.

Eunice aseguró que “en la mañana es una forma de trabajo y en la tarde es atención a las mesas, en la mañana hacemos pedidos a las oficinas de gobierno Banco de México y la Suprema Corte. El Banco de México tiene diferentes oficinas en lo que es 5 de mayo, también en Isabel La católica y la Suprema Corte en 16 de septiembre y Bolívar”.

Mientras conversamos, de fondo suena la música de Amy Winehouse, seguida de los Strokes que amenizan el lugar; a pesar de la hora hay algunos comensales que disfrutan de sus bebidas frías y platican muy alegremente como si estuvieran en casa, en las paredes se pueden ver cuadros pintorescos, el lugar también alberga la cultura.

“En el café se le ofrece el espacio a los artistas, mi hija es la encargada, ella selecciona a la gente, va viendo y contactando a los interesados, ha habido exposiciones de fotografía y de pintura”, dijo.

Recordó que anteriormente no había la cultura del café, no como ahora, en otros años el lugar fue considerado como uno de espacios más concurrido de la zona, ahora hay mucha competencia, antes nos ubicaban por el corredor, ahora nos tienen que buscar.

Mientras escucho atentamente a Eunice, observo como el joven delgado de tez clara que está enfrente de mí no deja de mover la máquina para preparar café, mientras yo veo el menú y le doy las gracias a la dueña del local, quien me despide diciendo que el lugar está abierto para todo el público desde las 8 de la mañana hasta las 10 y media de la noche durante la semana, el sábado de las 9 a las 10 y media, y el domingo sólo hay un turno que es de la 1 de la tarde hasta las 9 de la noche.