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Ir a la deriva no siempre es estar perdido

Por Faustino Antúnez

Hace unos días cerró la temporada de la puesta 609 páginas después y con el hígado hecho pedazos, escrita por el periodista Alejandro Flores Valencia, inspirada en la novela Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño, que fue montada por  la compañía de teatro Línea de Sombra, en Un teatro. Alternativa Escénica (Nuevo León 46, Colonia Condesa).

La no-obra es una pieza que, recreando y reimaginando la Encrucijada Veracruzana —cantina en la que se desenvuelve gran parte de la novela del autor chileno— arroja a interactuar en un vertiginoso escenario al público junto con seis jóvenes de los que poco sabemos, quienes a lo largo de una emotiva, convulsa y, no pudiendo dejar de serlo, visceral hora, recordarán y redescubrirán sus más íntimas memorias en la ciudad.

609paginas… Foto: timeoutmexico.com

Al terminar la presentación, los integrantes de la novela escénica dirigida por el dramaturgo Alejandro Flores Valencia y las actrices y actores Daniela Guillén; Itzamná Ponce; Pavel Castillo; Rodolfo Domínguez; Rebeca Reyes y Ana Sánchez Bernal, extendieron una invitación al público para acompañarlos a la cantina Oxford, ubicada en la colonia Tabacalera, ofrecimiento que por supuesto no fue ignorado; allí, se disfrutó de una memorable noche de cervezas, chistes y anécdotas con las y los jóvenes de quienes, para ese entonces, no era ya poco lo que conocíamos.

El proyecto escénico fue resultado de una serie de “derivas”, es decir, viajes por la ciudad sin un rumbo determinado retomando la corriente social y filosófica del situacionismo, uno de los últimos movimientos de vanguardia del siglo pasado, que proponía reconquistar las ciudades atropellando el tedio de las rutinas, los traslados, los horarios preestablecidos, el cansancio e inclusive y pudiendo ser más importante, de los propios miedos, para así, conectar de nuevo con los sueños, emociones y sentimientos más nuestros.

Bolaño/Belano. Foto: plumasatomicas.com

Bolaño/Belano. Foto: plumasatomicas.com

Este grupo de jóvenes teatreros, invocando a los espíritus chocarreros de los poetas García Madero, Arturo Belano, Ulises Lima, las hermanas Font y el resto de la pandilla real visceralista, entregan el resultado de sus búsquedas combinando la actuación con la danza, la música y el performance, pero, sobre todo, con una entrañable honestidad que convirtió a esta puesta en escena en una inolvidable experiencia para cualquiera que haya sentido en lo hondo de su ser ese rapto por alguna ciudad y sus lugares, sin importar si se conoce o no al tal Bolaño o a los tales detectives.

609 páginas después y con el hígado hecho pedazos es una pieza alternativa concebida por jóvenes y dedicada más a cualquier persona enamorada de la Ciudad de México, de sus calles, sus días y sus memorias, que a un fanático de la novela en la cual se inspira. Ojalá la repongan pronto, porque cerró temporada el pasado veintiocho de agosto. Etcétera…