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El Néctar Nacional

Por Myriam Pérez Matadamas

Tenía que ir a una pulquería, primero pensé: ¿en dónde hay, voy sola o le pido a algún amigo que me acompañe? Normalmente, voy sola a cualquier lado, pero ¿ir a una pulquería con tantos borrachos?, la verdad me da miedo; mi otra alternativa era ir al Tinacal,  que para muchos es un bar fresa en donde venden pulque.

Le conté a mi hermano y aceptó acompañarme, así que fuimos al Néctar Nacional, la única pulquería del barrio de Ticomán, que está en calzada Ticomán, esquina Bandera, en la delegación Gustavo A. Madero.

Afuera del lugar, nos volteamos a ver dándonos valor uno a otro, cruzamos la puerta de madera y fue como si entráramos a la dimensión desconocida… o al menos, eso sentí yo.

Pulque

Foto: José Núñez/ La Jornada

Nos recibió un hombre chaparrito con un gran copete que de tanto crepe podía anidar un pájaro, con los dientes de casquillos de plata, vestido con una playera del hombre araña, chamarra de mezclilla y bermudas a cuadros, que al vernos nos preguntó: ¿Qué van a tomar?

— ¿De qué tiene?

Se dio la vuelta y nos señaló una cartulina: Curado de fresa, guayaba, tutti frutti, piña, blanco, $20.

—Un curado de fresa, pero nos deja probar el pulque solo.

—No tengo vasos, se los doy en una jarrita.

—Sí, está bien, gracias.

El lugar es pequeño, sólo tres mesas de madera y sillas de estilos diferentes, un refrigerador enorme con el escudo de Sol, un baño y una rockola, de la que se habían apoderado dos jóvenes que según las evidencias llevaban tiempo allí. Al fondo se veía el lugar decorado con graffitis y ambientado con olor a caño y alcohol.

Don Copetes sacó del refrigerador las fresas (que yo pienso no estaban desinfectadas), tomó una licuadora mil veces usada (nunca lavada) y extrajo de un barril enorme de madera un litro de pulque; mezcló todo con azúcar mientras nos hablaba de la sabiduría de los refranes y de la homosexualidad de Hitler.

Le preguntamos: ¿Es que el pulque se prepara con un pedazo de … materia orgánica?, al unísono nos contestaron, un cliente asiduo que es plomero y que fue encargado de una pulquería en Santa Julia, así como quien dijo ser  el nieto del dueño del lugar: ¡Sí, es cierto!

Pensé… ¡GUACALA! ¿Y de quién será?… ¿por lo menos será de niño?… ¡qué asco! Ya lo había probado antes de que me confirmaran cómo lo hacían y no me había gustado.

Después de un rato, pedimos el curado para llevar y pagamos. El Néctar Nacional es un gran lugar para aquellos que les guste este tipo de folklor mexicano, para mí fue como si recreara las películas de El Caballo Rojas y las cabareteras. Concluyo.